El 10 de julio de 1997 la banda terrorista ETA secuestró a Miguel Angel Blanco. Lo asesinó 48 horas después porque el Gobierno no cedió al ultimátum de acercar al País Vasco a todos los presos de ETA. Aquella infamia desgarró a todos y causó una protesta popular masiva sin precedentes en España:
Diez años después seguimos todos encañonados. Tras dos treguas y dos Gobiernos de distinto color que han negociado con ETA, la lacra asesina sigue ahí. Amenazante. Esperamos un atentado inminente, los principales partidos están más desunidos que nunca y el terrorismo es usado desde hace tres años como arma arrojadiza por sucio partidismo. No aprendemos.
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