Las pequeñas cosas


Lo importante es ofrecer una caricia, un abrazo, una sonrisa, un detalle, un silencio, una mirada. Abrir las puertas, las ventanas, los ojos, los oídos, los brazos, las manos. Abrir el corazón al que quiera recibirlo. Ceder antes que imponer. Saber perdonar y saber exigir. Lo importante muchas veces es cerrar la boca y escuchar. Comerse el orgullo y el mal humor. Huir del rencor, del odio, del y tú más, de las comparaciones... Lo importante es escapar de la rutina, de la monotonía, del vivir para trabajar, del aspirar a subir y subir... Lo importante no es el dinero, ni la materia, ni el bolsillo. Lo que nos sostiene son las pequeñas cosas, los pequeños gestos diarios, los mimos que damos y recibimos. Y compensa. Porque el esfuerzo que damos es inversamente proporcional al placer que recibimos. Pequeños guiños de la vida que invitan a seguir. Y que debemos cuidar. Como oro en paño.

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